Revista Investigaciones Teológicas N°3
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Examinando Revista Investigaciones Teológicas N°3 por Materia "Espiritualidad"
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- ÍtemAcceso AbiertoUna espiritualidad para el siglo XXI(Universidad Evangélica de El Salvador, 2017-07) Riquelme, Victor ReyEn septiembre pasado participé en el aniversario 40 de la Fundación Kairós en Buenos Aires, Argentina. Ese encuentro, que convocó a unas 70 personas, fue propicio para conversar sobre los desafíos contemporáneos de la misión cristiana. Según los organizadores, uno de los temas más votados como desafío fue: «Una espiritualidad para el siglo XXI». La dinámica para abordar el tema me pareció muy buena. Nos distribuyeron por grupos etarios y nos asignaron dos preguntas: ¿Qué entendemos por espiritualidad? y ¿Cómo debería ser la espiritualidad para este tiempo? No hubo ningún «gurú» que abordara el tema y diera su receta. Las conclusiones fueron elaboradas por los grupos. Aquí presento mi personal reflexión sobre el tema y doy gracias por enriquecer mi reflexión con las voces que se expresaron en ese evento. En su sentido originario, espíritu, de donde viene la palabra espiritualidad, es la cualidad de todo ser que respira. Por lo tanto, es todo ser que vive, como el ser humano, el animal y la planta. Pero no solo eso, la Tierra entera y todo el universo son vivenciados como portadores de espíritu, porque de ellos viene la vida, proporcionan todos los elementos para la vida y mantienen el movimiento creador y organizador. Espiritualidad es la actitud que pone la vida en el centro, que defiende y promueve la vida contra todos los mecanismos de disminución, estancamiento y muerte. En este sentido, lo opuesto al espíritu no es cuerpo, sino muerte, tomada en su sentido amplio de muerte biológica, social y existencial. Alimentar la espiritualidad significa estar abierto a todo lo que es portador de vida, cultivar el espacio de experiencia interior a partir del cual todas las cosas se ligan y se religan, superar los compartimentos estancos, captar la totalidad y vivenciar las realidades como valores, evocaciones y símbolos de una dimensión más profunda. El hombre/mujer espiritual es aquel que siempre percibe el otro lado de la realidad, que es capaz de captar la profundidad que se revela y vela en todos los elementos para la vidad y mantiene el movimiento creador y organizador.